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Mi CEO Infantil y Mandón

Mi CEO Infantil y Mandón

Introducción a la novela de Mi CEO Infantil y Mandón

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La última vez que vio al marido, él seguía siendo el hombre viejo, feo y calvo. Pero esta vez, su marido es un hombre guapo, encantador y con mucho dinero. Por casualidad se estableció una conexión entre ellos. Fuera de casa, él es el genio de los videojuegos, resoluto, tirano, de sangre fría, poseedor de miles de millones, pero en casa, ¡un celoso y un tacaño!

Lectura de prueba de novela Mi CEO Infantil y Mandón

Ciudad Z. Bar Carta de Amor.

El ruidoso bar estaba lleno de gente. Bajo las deslumbrantes luces de colores, hombres y mujeres bailaban en la pista dejándose llevar por sus emociones. 

Una figura se atravesó entre la multitud. Vestía una camiseta blanca y unos jeans azules claros, su cabello atado en una simple coleta de caballo; parecía una universitaria cerca de sus veintes.

Su nombre era Su Luoli, quien quedó impresionada por el estruendo del lugar cuando entró por primera vez. Su ingenuidad parecía no encajar por estos alrededores. Era su primera vez viniendo a un lugar como este y le tomó algunos minutos para poderse aclimatar.

Ayer, como a esta misma hora, se había hecho un examen de ovulación para revisar cuándo iba a volver a ovular en las siguientes 24 a 48 horas, y ahora era el momento. 

Así es, había venido a este lugar hoy porque quería tener un bebé. Sabía que el «viejo» en casa nunca la embarazaría. Además, la había dejado en el chalé por un año entero, así que debía encontrar a alguien más para que la dejara embarazada. Aunque tener a este bebé era su último recurso, nadie quisiera que su hijo tuviera una apariencia poco atractiva, así que necesitaba encontrar a su objetivo correcto. 

Su Luoli mordió su labio inferior y, con sus ojos almendrados, escaneó a los hombres a su alrededor. Un hombre sentado en el bar llamó su atención. 

Él estaba mirando hacia otro lado y solo podía ver su perfil, ¡pero la dejó encantada! Esas delicadas facciones, especialmente ese alto puente de su nariz, esos delgados labios, y las largas pestañas que sombreaban bajo sus ojos. Parecía ser de raza mixta. 

El arete de zafiro en su oreja izquierda que brillaba debajo de esas deslumbrantes luces la hipnotizaba. Ella respiró profundamente; sentía que su corazón iba a salir de su boca. Nunca había hecho esto y no podía evitar sentirse nerviosa.

Imitó la forma en que los estudiantes de último curso se acercaban a las chicas y tocó su hombro.

—¡Hola!

El hombre volteó hacia ella. No importaba a qué lado volteara, su perfil era suficiente para capturar su corazón, pero de frente era casi demasiado guapo como para afrontarlo. 

Sus ojos azules claros eran encantadores. Su Luoli estaba tan perdida admirando a este apuesto hombre que se quedó atónita por un momento. 

—¿Por qué llegaste tan tarde? 

El hombre parecía estar un poco molesto. Se levantó, tomó de la muñeca a Su Luoli y salió del lugar. Su Luoli no tenía idea de lo que estaba pasando, solo sabía que él tenía mucha fuerza. Sentía que su muñeca se quebraría de tan fuerte que la apretaba.

El hombre caminó directo al hotel que estaba a lado, donde todo parecía estar preparado. Se dirigió hacia la suite presidencial en el tercer piso y abrió la puerta con la tarjeta. Todo el proceso parecía fluido. 

Una vez dentro, el hombre se empezó a quitar su camiseta blanca, revelando su bronceado pecho. Su Luoli inhaló de manera súbita, ¡la figura de este hombre era demasiada buena para ser verdad! Un pecho ancho muy bien definido con cada músculo perfecto, y ni un solo rastro de grasa en su cuerpo, en especial en ese atractivo abdomen. No solo su rostro era encantador, ¡su cuerpo también lo era! A Su Luoli casi le sangró la nariz.

Después de quitarse la camiseta, el hombre procedió a desabrocharse su cinturón. Los ojos de Su Luoli se abrieron de par en par, casi podía ver lo que había debajo de su cintura. Se acercó de inmediato para tomar la mano con la que se desabrochaba el cinturón.

—¡Espera! 

El hombre frunció ligeramente, entrecerrando sus ojos azules y preguntó:

—¿Qué?

—¿No es un poco rápido? —Su Luoli se rio con sus mejillas sonrojadas.

—¿Rápido? ¿en serio? 

El hombre la miró de arriba a abajo, observando que su rostro estaba sonrojado. Ella se sintió tímida mientras él la miraba, y evitó verlo.

—¡Ah!, lo olvidé. Debería empezar por el juego previo. 

El hombre soltó su cinturón y se metió a la habitación, diciendo: 

—Dime qué es lo que deseas.

Prendió las luces de la habitación y Su Luoli, tímida, entró. Después, mientras el silencio caía entre ellos, el hombre comenzó a observar realmente a Su Luoli.

Un rostro estándar, ovalado, un poco delgado, con una barbilla prominente y un poco de grasa natural en sus mejillas como de bebé. Se veía linda, y daba un aura de comodidad. Bajo sus cejas arqueadas, sus ojos cristalinos parecían como una piedra obsidiana, dando un brillo cautivador, sus pestañas aleteaban como una mariposa, y eso lo cautivó. Pero quizás... ¿sus pechos eran algo pequeños? 

Tal vez era la primera vez de él, pero había escuchado a Ye Bin hablar sobre las mujeres. Aunque no había tenido experiencia con las mujeres, tenía criterio. Sabía la clase de mujer que buscaba a los hombres solo para tener sexo. 

—¡Ese Ye Bin es un bastardo! ¡Me dijo que encontraría a una buena, pero las tomó todas para él! —dijo el hombre. 

—¿Eh? ¿qué dijiste? —Su Luoli no había entendido lo que había dicho.

—Nada. ¿No quieres coquetear?, no te quedes ahí como una idiota, ¡di algo! 

El hombre tenía una voz potente con una actitud dominante. Su nombre era Wen Qingmu. Para muchos, este era un nombre familiar en la ciudad Z. El fundador y actual CEO de Imperio Oscuro, una persona muy poderosa y omnipotente. Se rumoraba que Wen Qingmu era un jugador genio. Había comenzado en la industria de los videojuegos, y los juegos creados por él habían monopolizado a todo el mercado. Después de eso, Imperio Oscuro se expandió con rapidez, desarrollándose más allá de la industria del videojuego en muchos otros ámbitos. Esto también los llevó a un crecimiento rápido de las riquezas de Wen Qingmu. Con tan solo veintiséis años él formaba parte de las personas más ricas, no solo de forma local sino también internacional. Sin embargo, nunca había hecho una aparición pública y nunca nadie lo había visto.

……

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