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Amor de Estocolmo

Amor de Estocolmo

La novela Amor de Estocolmo es una historia de romántica, los protagonistas son Susana Reyes y Fernando Torres.

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Lectura de prueba de novela Amor de Estocolmo

—¡Quiero el divorcio! —dijo Leonardo Escobar despreocupadamente mientras apagaba el cigarrillo en el cenicero, luego cruzó las piernas y descansó con pereza en el sofá. Ni siquiera se molestó en mirar a su esposa, Susana Reyes, cuyo rostro se había vuelto pálido, como si toda la sangre hubiera desaparecido de su cara, con los labios fuertemente fruncidos.

Mientras el permanecía sin nada sobre su sexy y musculosa figura, más que una simple toalla blanca envuelta alrededor de la parte inferior de su cuerpo, un hedor repugnante se impregnaba y permanecía en el aire dentro de la habitación... Ese hedor provenía del semen que se había derramado sobre las sábanas de la cama desordenada.

Sin embargo, quien se encontraba donde la eyaculación había ocurrido, ¡no era Susana Reyes! Ella, no sabía quién era la mujer, pero sus ojos se encontraron con una escena muy repugnante cuando entró en la oficina de Leonardo Escobar para llevarle algunos bocadillos.

—¿Quién es ella? —preguntó Susana Reyes a Leonardo Escobar con voz temblorosa.

Leonardo Escobar levantó lentamente su mirada y se encontró por fin con el rostro de Susana Reyes. Los ojos de aquel hombre estaban pensativos mientras hablaba con un tono insatisfecho:

—No importa quién sea, lo que más importa es que nos vamos a divorciar.

Susana apretó con fuerza la bolsa reutilizable que llevaba en la mano, se quedó aturdida por un momento y se le llenaron los ojos de lágrimas:

—Leonardo, ¿qué es el matrimonio para ti? ¿Quién soy yo para ti?

—¡¡¡Susana, deja de ridiculizarte, deberías saber que no eres nada para mí!!! ¡No me habría casado contigo si no fuera por el bien de la familia Escobar!

«Entonces, ¿la única razón por la que se casó conmigo fue porque quería utilizar la influencia de mi familia para ayudar a la suya? ¡¿Es por eso por lo que nunca ha acariciado mi cuerpo incluso después de dos años de matrimonio?! Por eso quería que nuestro matrimonio se celebrara en privado, sin que la gente se enterara», reflexionó.

Las manos de Susana temblaban al mismo tiempo que no podía contener las lágrimas que caían continuamente...:

—¡Muy bien! ¿Es eso lo que querías? ¿Querías el divorcio, Leonardo? Te concederé tu deseo..... —Susana Reyes se obligó a hablar con voz firme, pero su voz salió temblorosa.

Leonardo Escobar se quedó asombrado por su rapidez para responder, y al segundo siguiente curvó sus sensuales labios y dijo:

—¡Muy bien! Te veo mañana a las 9 de la mañana frente a la Oficina de Asuntos Civiles.

—¡Ahí estaré entonces! —Los puños de Susana Reyes se apretaron, se dio la vuelta y salió inmediatamente de la oficina.

No había ninguna posibilidad de que pudiera soportar estar dentro de esa habitación con la atmósfera pesada e insoportable, pues si se hubiera quedado más tiempo, ¡la presión que había dentro la asfixiaría! Sin embargo, las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas a mares en cuanto cerró la puerta de golpe.

Susana Reyes acurrucó su cuerpo dentro del estrecho espacio del ascensor y, como una niña abandonada, lloró histéricamente de angustia:

«Ring», su tono de llamada resonó en el interior del ascensor mientras el implacable sonido le punzaba en los oídos.

No quería responder, pero quien quería hablar con ella estaba decidida a marcar su número hasta que Susana Reyes respondiera. Al final el sonido la desesperó y decidió contestar.

—Susana, ¿dónde estás? —era su representante y su mejor amiga, Nydia del Castillo, quien la llamaba.

—Nydia... —Susana sujetó su teléfono con fuerza y ahogó sus palabras como una niña lastimada—. Nydia, Leonardo me está dejando, esta vez lo hará de verdad... «mmm»

Nydia del Castillo guardó silencio durante unos segundos mientras escuchaba los sollozos de Susana.

—¡Ese maldito desgraciado! —Una maldición furiosa se escuchó a través del altavoz—. Deja de llorar, mi niña. ¡Te he dicho que ese bastardo ni siquiera era un hombre de verdad! Deberías haberte separado de él hace tiempo. Escúchame, acabo de recibir una llamada de mi empresa y ¡me informaron que estaremos trabajando en Japón durante el próximo mes! Saldremos en el vuelo internacional mañana a las 7 de la mañana. —Nydia del Castillo siempre había sentido una gran pasión por su ocupación.

……

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