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Un golpe de suerte

La novela Un golpe de suerte es una historia de romance, los protagonistas son Zhong Zhen y Feng Beichen.

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Lectura de prueba de novela Un golpe de suerte

—¡Zhen, ve con tu padre! ¡Ha subido a la azotea del edificio de la empresa y va a saltar! Por favor, ve y detenlo ahora.

«¿Qué?».

Zhong Zhen se sorprendió al escuchar a su madre sollozando sin control al otro lado de la línea. Sin demora, salió corriendo del dormitorio femenino de la Escuela de Artes Escénicas con el teléfono en la mano. No le importó el frío y la fuerte lluvia que caía sobre ella mientras corría hacia la puerta del colegio.

Sin embargo, el colegio estaba situado en las afueras. Apenas había autos en la carretera, y mucho menos un taxi a la vista. Zhong Zhen estaba cada vez más preocupada e impaciente. Se precipitó hacia el centro de la carretera y abrió los brazos de par en par para detener un auto que circulaba a gran velocidad.

¡Yiiii!

Xiangming clavó los frenos. El Bentley emitió un ruido agudo y ensordecedor al detenerse a sólo 10 centímetros de Zhongzhen.

—¿Está usted bien, Presidente Feng? —Xiangming se tranquilizó antes de darse la vuelta para comprobar cómo estaba su Jefe en el asiento trasero.

—Estoy bien —respondió Feng Beichen con el ceño fruncido.

Mientras tanto, Zhong Zhen había corrido hacia la puerta del auto y golpeaba la ventanilla. Se agachó para mirar dentro y suplicó:

—Tengo una emergencia y tengo que ir en seguida al edificio Ganyuan. ¿Podría llevarme allí, por favor? Por favor.

Xiangming pulsó un botón y la ventanilla del auto se bajó sola poco a poco.

Feng Beichen se sobresaltó un poco mientras miraba la cara de Zhong Zhen que estaba mojada por la lluvia.

Xiangming tenía la intención de regañar a Zhong Zhen, pero Feng Beichen habló:

—Déjala entrar.

—Sí, señor —respondió Xiangming con una sorpresa apenas disimulada. Abrió la puerta del auto y vio cómo Zhong Zhen subía al asiento del copiloto a su lado.

—¡Gracias! ¡Gracias! —Zhong Zhen les dio las gracias a ambos en repetidas ocasiones. Observó con preocupación cómo el Bentley se alejaba y giraba a la izquierda en el cruce que había más adelante.

Nadie pronunció una palabra mientras el auto se movía en completo silencio.

Feng Beichen contempló el rostro de Zhong Zhen mientras las luces parpadeantes de la calle lo iluminaban. Tuvo la sensación de que ella se parecía a alguien oculto en lo más profundo de su corazón.

Sin embargo, Zhong Zhen estaba tan preocupada por su padre que no le devolvió la mirada ni una sola vez.

Tras un tranquilo viaje de 20 minutos, finalmente llegaron al edificio Ganyuan.

Para entonces, la plaza ya estaba llena de ruido con la ambulancia y el auto de bomberos reunidos en el exterior. La entrada del vestíbulo había sido acordonada y se estaban inflando bolsas de aire gigantes. Los bomberos, los guardias de seguridad y la policía se prepararon mientras se pedía a los periodistas que llevaban sus cámaras y a los curiosos que se mantuvieran alejados de la zona.

Antes de que el auto se detuviera por completo, Zhong Zhen abrió la puerta de un empujón y salió de un salto. Sentía la piel fría y húmeda mientras miraba la escena que tenía delante.

—¡Ah! ¡Saltó! —Alguien gritó de repente, seguido de más gritos horrorizados de la multitud.

¡Pum!

Un cuerpo cayó directamente desde el piso 38. Golpeó el borde de un enorme colchón de aire con un fuerte golpe y rodó por el suelo.

El ruido en la escena se volvió más estridente y la multitud se convirtió en una turba desordenada mientras todos gritaban horrorizados ante el espectáculo.

—¡Oh, Dios mío! ¡Qué trágico!

—¡No quiero ver esto! ¡Vayamos rápido!

—¡Maldición! ¡Sus órganos están por todo el suelo!

Zhong Zhen sintió que sus piernas cedían mientras corría hacia el cuerpo que yacía sin vida en el suelo. Al llegar a él, se sintió mareada y empezó a perder la visión.

—¡No! ¡Por favor, no! Papá... —Antes de que pudiera terminar sus palabras, Zhong Zhen se había desmayado.

Una semana después, en el imponente edificio del Grupo Chenxing.

Feng Beichen estaba sentado en la oficina del Director General en el último piso mientras revisaba los informes semanales.

Xiangming entró y le dijo:

—Presidente Feng, ya están los resultados de las pruebas. Le ruego que los vea —Le pasó una copia de los resultados.

—Ve directamente al grano —Feng Beichen ni siquiera levantó la vista mientras seguía revisando los informes sin emoción. Estaba claro que no quería distraerse con algo así.

Xiangming vaciló y retomó los resultados:

—La candidata preseleccionada es Zhong Zhen. Tiene diecinueve años y es estudiante de segundo año en el Colegio de Artes Escénicas de esta ciudad...

—¿Zhong Zhen? —Feng Beichen repitió el nombre. Le sonaba bastante familiar. Le vino a la mente la cara de la chica que paró su auto asustada el otro día.

Al ver la mirada de Feng Beichen, Xiangming sintió que ya había recordado quién era Zhong Zhen. No pudo evitar alzar la voz y dijo:

—Sí. Fue la chica que paró nuestro auto para ir al edificio Ganyuan aquella noche. La he investigado y he comprobado que cumple sus requisitos. También he vigilado a su familia después del incidente. Seguro que ahora está desesperada tras el fallecimiento de Zhong Ganyuan...

Los medios de comunicación habían estado informando de los sucesos de la Compañía Ganyuan y de la familia Zhong durante los últimos días. Feng Beichen levantó la mano con impaciencia para detener a Xiangming y dijo:

—De acuerdo, llévatela entonces. Ya está decidido. Recuerda mantener la confidencialidad. Ahora vete.

Siguió revisando los informes con la cabeza abajo, sin siquiera mirar a Xiangming, que parecía aturdido frente a él.

A las 8 de esa noche, Zhong Zhen había llegado puntualmente al lugar designado y esperaba con ansiedad.

Esta noche era el séptimo día después de la muerte de su padre. Se suponía que tenía que rezar por él en casa. Desde el suicidio de su padre, ella y su madre habían sido perseguidas por los acreedores y se habían escondido. Todos sus bienes habían sido congelados.

Todo gracias a la amabilidad y la hospitalidad de sus buenos amigos, que habían evitado que madre e hija vivieran en la calle hasta entonces. Sin embargo, la suerte se les había acabado. Un día, cuando la madre de Zhong Zhen se apresuraba a pedirle dinero a un pariente, resbaló y cayó al suelo. Por desgracia, su cabeza cayó sobre una roca afilada que le abrió el cráneo. La llevaron al hospital para operarla, pero desde entonces entró en estado de coma.

Los múltiples incidentes desafortunados habían hecho que Zhong Zhen quedara totalmente agotada. No sólo tenía que ocuparse del funeral de su padre, sino también de su madre, que estaba postrada en la cama. Pero, lo que más le preocupaba eran los exorbitantes costos de la operación y el tratamiento de su madre. Depender del dinero de sus amigos no era una buena solución a largo plazo, así que se armó de valor para intentar pedir ayuda a la familia de su novio, Ji Yunxiao. Pero, tal y como esperaba, fue rechazada en la puerta de su casa ya que temían verla.

Desde el suicidio de su padre, ni Ji Yunxiao ni su familia la habían visitado o llamado. Ni siquiera hubo un solo mensaje de texto de condolencia de ellos. Era como si el hombre que la había cortejado de forma tan apasionada en el pasado nunca hubiera existido.

Sin embargo, la noticia más desgarradora era la de su tío y su familia. Habían desaparecido de la noche a la mañana sin dejar rastro. No se les podía encontrar en ninguna parte.

Si no conseguía reunir dinero a tiempo para pagar los gastos del hospital, el tratamiento de su madre tendría que interrumpirse y el resultado sería devastador. Fue en ese momento de desesperación cuando recibió una misteriosa llamada en la que le preguntaban si quería ser madre de alquiler. La oferta era de dos millones.

Como no le quedaba otra opción, Zhong Zhen aceptó y fue a hacerse una revisión completa. Por la tarde, recibió otra llamada en la que le informaban de que era apta. Como el día de hoy estaba dentro de su periodo de ovulación, la invitaron a ir a firmar el acuerdo y obtener el depósito. A continuación, se iniciaría el proceso de gestación subrogada.

¡Yiiii!

......

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