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Creo que estoy enamorada de ti

La novela Creo que estoy enamorada de ti es una historia de romance, los protagonistas son Isabela y Sebastián Morales.

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Lectura de prueba de novela Creo que estoy enamorada de ti

La gran pantalla led mostraba a un hombre y a una mujer tonteando, desnudos. Al mismo tiempo, los gemidos seductores de placer de la mujer hacían eco en el sistema de sonido envolvente. La pareja del video estaba teniendo sexo, con ella sentada sobre él. Al tener la espalda al descubierto, todos podían ver la figura perfecta de la mujer; tenía la piel blanca y sin imperfecciones. El hombre comenzó a tocarle los pechos suaves de la mujer y ella gemía. Luego, él se dio vuelta y se puso sobre ella. De inmediato, sus rostros aparecieron en la pantalla. Isabela miró la pantalla con horror y sintió que se le desgarraba el corazón. ¿El motivo? El hombre del video era su prometido, Jonás, mientras que la mujer era su mejor amiga, Estela. Para empeorar la situación, en ese momento, los dos estaban de pie al lado de ella. Ese día era el banquete de compromiso de Isabela y Jonás.

Mientras el maestro de ceremonias narraba su historia de amor, en la pantalla se veía una presentación que mostraba fotos de su niñez. Comenzó con las fotos de Isabela cuando tenía tres años y de Jonás cuando tenía siete. Antes de que pudieran ver las fotos de Isabela a los diez años, el video apareció de forma abrupta en la pantalla.

—¡Ay! —gritó alguien, y Estela de pronto se lanzó a los brazos de Jonás, quien no estaba lejos de ella.

Si había alguna duda acerca de quienes eran las personas del video, ya había desaparecido por completo. ¿Qué más había para decir? Isabela se quedó inmóvil, pero Jonás ya estaba abrazando a alguien más. De inmediato, los invitados comenzaron a discutir.

—¿Qué demonios? ¿Esa mujer no es la mejor amiga de Isabela?

—Sí, ¿la engañaron a la señorita Sera?

—Sí, tiene una gran figura. Y sus pechos se ven genial también.

—¿Qué demonios es esto? —gritó el padre de Isabela, José, y se paró enfrente de la pantalla led para tratar de taparla, aunque era inútil; la pantalla tenía más de tres metros y él medía poco más de un metro setenta.

El rostro del padre de Jonás, Timoteo, se enrojeció, pero reaccionó más rápido que José. Corrió hacia el estudio detrás de la pantalla y la apagó.

Estela lloraba y miraba a Isabela con tristeza.

—Creí que ya no ibas a afligirte más con este asunto, Isabela. Te prometí que me iba a ir de la ciudad después de que se comprometieran. ¿Por qué? ¿Por qué hiciste que todos se enteraran? ¿D…de verdad me quieres ver muerta?

Jonás se sintió incómodo por lo que Estela se había lanzado hacia él, pero lo que dijo lo sorprendió. La sostuvo en brazos.

—¿Qué dijiste Estela? ¿Isabela te obligó a irte? ¿Quiere que te mueras?

El sonido de algo que se rompió resonó cerca de Isabela mientras miraba a Jonás. Desde antes de que nacieran, sus padres habían acordado su compromiso. Desde el momento en el que aprendió a caminar, Isabela sabía que pasaría el resto de su vida con Jonás. «¿Desde hace cuánto tiempo está con Estela? ¿Y cuándo dije que no me iba a afligir por esto? ¿Qué está sucediendo? ¿De qué están hablando?»

—¿Cómo pudiste hacerle esto a tu prometido y mejor amiga, Isabela? ¡Eres malvada! —La hermana de Jonás, Julia, empujó a Isabela del hombro.

Isabela fue tomada por sorpresa, así que se tambaleó hacia atrás y se detuvo al lado de José. Él estaba furioso y levantó la mano para abofetearla.

—Mira lo que has hecho, ¡pedazo de basura! ¡Has avergonzado a nuestras familias!

Isabela no había logrado estabilizarse cuando la abofeteó. Al verla, Jonás se alarmó y quiso ayudarla, pero Estela le sostuvo el brazo con fuerza. Cuando Isabela levantó la mirada, vio la mirada arrogante de Estela.

—Suárez, no debiste haberla abofeteado. Ven, Isabela. —Alguien la levantó. Era Timoteo, suspiró—. No culpes a tu padre, Isabela. Fuiste un poco lejos esta vez.

Por otro lado, la madre de Jonás, Luciana, señaló a Estela.

—Zorra. Sé muy bien lo que pasó. Sedujiste a Jonás, ¿no? ¡Vete de aquí! Nunca permitiré que pases a formar parte de la familia.

Estela se escondió detrás de Jonás, asustada, mientras él la defendía.

—No culpes a Estela, madre. Isabela, Estela es tu mejor amiga. No deberías ponerla entre la espada y la pared.

Isabela por fin se puso de pie con la ayuda de Timoteo. Mientras miraba a Jonás, una lágrima le caía por el rostro. Lo había amado toda la vida, pero Isabela sentía que ni siquiera lo conocía. «Sí, Estela es mi mejor amiga. Él lo sabe, y, aun así, los dos eligieron traicionarme. Y ahora, ¿ellos me señalan?»

—No puedo creer que seas una mujer tan maliciosa, Isabela. ¡Jonás! No puedes comprometerte con ella. Puede matarte mientras estés durmiendo o algo peor. ¡Esta es malvada! —Julia le dijo a Jonás mientras miraba a Isabela.

Julia e Isabela fueron a la misma escuela secundaria, y Julia había odiado a Isabela desde que eran niñas. Usualmente, se unía a la hermanastra de Isabela, Ivana, para criticar a Isabela; le molestaba el hecho de que Isabela fuera a ser su futura cuñada.

—¡Cállate! Isabela es la joven señorita de la familia Sera. ¿Qué pasa con esa zorra? ¿Tiene el linaje de Isabela? Nuestra familia nunca va a permitir que una mujer que no pertenece a una buena familia pase a formar parte de la nuestra.

......

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