Leer novela Sólo un para siempre en línea en Novelando

Sólo un para siempre

La novela Sólo un para siempre es una historia de romance, los protagonistas son Eryn Pryest y Christian Bornout.

Lea los últimos capítulos de las novelas de Sólo un para siempre en app Novelando.

Lectura de prueba de novela Sólo un para siempre

¿Qué era lo que estaba haciendo? Me pregunto mientras dejaba escapar un suspiro y miro al sujeto que me estaba acompañando desde hace unas cuadras. Ambos estábamos caminando por Hyde Park en silencio, aunque internamente me seguía cuestionando muchas cosas mientras veía a la gente pasar a nuestro alrededor disfrutando el parque en su modo nocturno.

Volteo de reojo viendo al chico que estaba a mi lado, su cabello rubio cenizo ondeaba por el viento que había y me hacía querer pasar mis dedos por el para saber si se sentía como el plumón, a él no parecía molestarle en absoluto el frío casi como a todos los londinenses.

—¿Y por qué aceptaste venir conmigo? —pregunta tratando de sacar tema mientras nos deteníamos para dejar pasar un grupo de bicicletas.

—Creí que sería pertido alejarnos del bar.

En efecto, estaba un poco tomada pero aún seguía lo suficiente cuerda a comparación del chico que cuando lo ví a unos asientos de donde yo estaba parecía decidido a conseguir una congestión alcohólica pero ni su forma de hablar o de caminar hacía parecer que había tomado demasiado.

—¿Qué hacías ahí, por cierto? —vuelve a hablar cuando reanudamos nuestra caminata—. No parecías entonar mucho en el entorno.

—Estaba pasando el rato —contesto haciendo un gesto restando importancia.

No podía decirle la verdad del porqué había estado en aquel bar casi cada noche desde que había llegado para desahogar mis penas por un hombre que muy probablemente seguía en Francia o había regresado a casa con quien fuese la mujer de la llamada, vuelvo a suspirar haciendo que él voltee a verme por unos segundos antes de encogerse de hombros y seguir caminando. Me encojo un poco tratando de hacerle frente al frío arrepintiéndome de no haber traído algo más abrigador.

—Toma —habla el chico haciendo que centre mi atención en él.

Se comienza a quitar la bufanda blanca que traía puesta y la pasa por mi cuello dándole un par de vueltas mientras yo miraba sorprendida sus acciones aunque el momento se vio interrumpido cuando unos señores trajeados tomaron al chico por los brazos y se lo llevaron, él sólo suspira.

—¡Tranquilos, voy con ustedes! —exclama él sin miedo o pánico—. Sólo denme unos segundos para despedirme.

Los hombres me ven mientras yo seguía en el mismo lugar aferrándome a mi chamarra con la bufanda calentando mi cuello y cara, un grupo de personas curiosas se detuvieron a mirar sin entender lo que sucedía, pero uno de los trajeados se acercó al oído del chico y le susurro algo que hizo que gruñera.

—Perdón —murmura viéndome con una sonrisa torcida—. Te veo mañana donde te conocí, a la misma hora.

Asiento sólo una vez, él se voltea a los sujetos y se separa de ellos acomodándose el abrigo, meto mis manos en el bolso de mi chamarra quejándome internamente por el frio que hacia siempre en Londres y más cuando se acercaba ya el invierno así que en vista de que mi paseo nocturno se vio detenido decido regresar al departamento que había rentado para mi estadía en el país británico, era un lugar pequeño pero lo era suficiente para mí.

Apenas llevaba un par de semanas de que había llegado y no tenía un gran motivo para regresar ya que había presentado mi renuncia al trabajo y mi hermano sabía que estaba en Londres pero tuve que mentirle sobre cierta personas para evitar decirle lo que había pasado en aquel cuarto de Francia y esto convertía mis días en una pequeña rutina que siempre concluía en beber un par de tragos en el bar, bueno, al menos hasta que se acabara el dinero que tenía y tuviera que conseguir un trabajo temporal aunque probablemente debería empezar a buscarlo ya.

Al llegar a la casa enciendo las luces mirando el lugar por unos segundos, me quito el abrigo notando nuevamente la bufanda de aquel chico, me la quito resignándome a que tendría que verlo una vez mas si quería devolvérsela así que sólo la cuelgo en el perchero también, camino directo al refrigerador abriendo con aquel vago deseo de que estuviese lleno de comida pero me llevé una gran decepción al notarlo vacío a excepción de unas cuantas botellas de jugo y un paquete de comida china que había pedido hace unos días y que ahora ya no era para nada comestible. Saco una botella de jugo y camino hacia mi cuarto sacando del segundo cajón del tocador mi teléfono para encenderlo sólo para dar señales de vida. Al encenderse comienzan a llegar las notificaciones de los mensajes que habia recibido de Allie y de Jay y, como una tortura diaria, abro los ultimos mensajes que habia recibido de Christian los primeros días que me fui y antes de que bloqueara el número.

"Eryn, ¿dónde estás?" "Contesta, por favor" "Hablemos".

Mensajes como esos no me dolían en absoluto, había recibido cientos de ellos donde pedía que hablara con él o que le dijera dónde estaba pero, había un mensaje que cada vez que lo leía sentía que mi corazón se rompía lentamente y que tuviera dificultades para poder respirar:

"Te amo, por favor no me abandones"

......

Continuar leyendo la novela Sólo un para siempre: https://www.minireadnovela.com/s%C3%B3lo-un-para-siempre-914/cap%C3%ADtulo-1-101228

Descargar la app Novelando para seguir leyendo novela Sólo un para siempre

Comentarios

Entradas populares